Little Circus se ha creado con el objetivo de facilitar actividades, dinámicas y orientaciones enfocadas a trabajar la educación emocional en las etapas de infantil y primaria.
El objetivo final y principal no es sólo facilitar herramientas para la gestión emocional, sino educar a los/as niños/as en la comprensión de que todas las emociones son necesarias y tienen una función determinada.
Antes es fundamental que, tanto padres como educadores, nos propongamos el reto de entender y aceptar todas las emociones de nuestros/as hijos/as y alumnos/as.
Aceptando este reto, iniciamos el trabajo de la gestión emocional en niños/as.
La aceptación por parte de los adultos de que cada niño experimenta diferentes emociones, pensamientos y respuestas conductuales delante de una misma situación es el primer paso para la gestión emocional de nuestros hijos y alumnos.
Otra aceptación fundamental es que la felicidad eterna no existe. En nuestro afán de protegerlos, pretendemos eliminar emociones como frustración, tristeza, preocupación, etc. Es inevitable que nuestros hijos y alumnos las experimenten. Tarde o temprano se encontrarán con situaciones donde los adultos no podremos hacer nada por evitarlo y no habrán aprendido estrategias para poder solucionar aquel problema.
Es importante acompañarlos en la identificación, comprensión y gestión para conseguir normalizar las emociones en las experiencias de sus vidas.
Todos los padres y educadores pensamos que así lo hacemos pero invito a hacer una breve reflexión sobre nuestra tolerancia hacia las emociones de nuestros hijos. En condición a las respuestas y especialmente a la frecuencia de estas intervenciones, podremos evaluar nuestra aceptación ante sus emociones.
Cuantas veces les hemos dicho: ¡No llores por eso, es sólo un juguete! ¿Cómo puedes tener miedo al perro o a la oscuridad? ¡no seas vergonzoso y saluda a mi amigo! ¡No te enfades por eso, si no tiene importancia! ¡No te pongas nervioso, si sólo es un examen!
A continuación os proponemos algunos consejos y pautas para seguir acompañando a hijos/as y alumnos/as en el desarrollo de la inteligencia emocional.
Pautas para fomentar la gestión emocional
- Identificar y aceptar su emoción. Con frecuencia los adultos decimos las emociones que tienen que sentir : “no te pongas triste”, “no te enfades”, “No llores”, “tienes que estar super contento”…
Es una respuesta automática y normalizada que muchos adultos hacemos. En la medida de lo posible es importante darles alternativas para gestionar su emoción, no decirle que tienen que sentir. “veo que esto te hace sentir triste. ¿De qué forma crees que podríamos mejorar la situación?”
- Identificar las emociones. Podemos iniciar este trabajo mediante “el modelaje”, es decir, cuando alguno de los padres /educadores sienten emociones, decirlo en voz alta y dar el modelo correcto para controlarlos. Podemos empezar con situaciones ficticias y/o sencillas del día a día.
- Ayudar a identificar la emoción como la causa de la situación. Por ejemplo si tiene mucha vergüenza y eso le hace no jugar con amigos/as, decirle: “por culpa de la vergüenza no has podido disfrutar con tus amigos. ¿de qué forma crees que lo podríamos hacer la próxima vez?”
En ocasiones, culpamos a los niños por sus emociones. Dar la vuelta y responsabilizar a la intensidad de la emoción. Esto nos ayuda a:
– Dar la posibilidad de mejorar: si controlo la emoción, mejora la situación.
– Responsabilizar a la intensidad de la emoción, no a vuestro hijo. Evitamos etiquetas: “es muy vergonzoso”, “es muy tímido”.
- Identificar la emoción y ponerle una intensidad: Sentir emociones no es negativo. Lo que realmente nos perjudica es la intensidad con la que las experimentamos. Por ese motivo aparece el termómetro de las emociones en las diferentes actuaciones de Little Circus.
- Es una forma gráfica de saber la intensidad con la que vivimos la emoción.
- Si utilizáis el termómetro, es importante ir recordando que le está subiendo la intensidad de la emoción. No es aconsejable hacerlo cuando ya es muy elevada ya que puede provocar el efecto contrario. Es decir, si observamos que su nivel es muy alto, es mejor dejar un espacio y anunciar que hasta que no esté calmado no podrás ayudar.
- Para fomentar el buen modelaje del uso del termómetro, los familiares pueden utilizarlo y comentar en voz alta la intensidad de su emoción. Es aconsejable comenzar en situaciones ficticias para tener más control de la situación.
Bienvenidos a la carpa de Little Circus, mundo creado para hablar de emociones y sobre el mundo infantil.